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miércoles, 5 de septiembre de 2012

Sobre la misión del Curiosity en Marte

Hace ya unas se­ma­nas, la nave Cu­rio­sity llegó a la su­per­fi­cie mar­cia­na y em­pe­zó su mi­sión de ex­plo­ra­ción del pla­ne­ta rojo. Es qui­zás el vehícu­lo au­tó­no­mo más gran­de que se haya man­da­do a otro pla­ne­ta sin que haya in­ter­ven­ción hu­ma­na para lle­gar al mismo. El Cu­rio­sity pesa unos 900 kgs. y tiene un ta­ma­ño un poco menor que el de un Volks­wa­gen. Así pues, sim­ple­men­te lle­var a 250 mi­llo­nes de ki­ló­me­tros este robot mo­to­ri­za­do ya es de por sí una ha­za­ña.
Una de las pe­cu­lia­ri­da­des es que el Cu­rio­sity tiene una rue­das para po­der­se des­pla­zar en el te­rreno mar­ciano. Son seis las rue­das, las cua­les tie­nen im­pre­so en re­lie­ve en las mis­mas las le­tras JPL (Jet Pro­pul­sion Lab). en co­di­go Morse. Así en­ton­ces, cuan­do la sonda se mueve por el pai­sa­je mar­ciano va de­jan­do en la tie­rra la marca de sus crea­do­res.
Hasta el mo­men­to, desde que el Cu­rio­sity ha sido pues­to a tra­ba­jar, ha re­co­rri­do unos 16 me­tros. La sonda llegó el 6 de agos­to pa­sa­do y su des­tino de in­ves­ti­ga­ción es Gle­nelg, un área en el que los cien­tí­fi­cos dicen es la con­ver­gen­cia de tres tipos de te­rreno que bien po­dría ser ideal para la exis­ten­cia de la vida (por su­pues­to que ha­bla­mos de mi­cro­bios, no de hom­bre­ci­tos ver­des). De ahí se des­pla­za­rá el Cu­rio­sity a la Mon­ta­ña Sharp. “Es­ta­mos en nues­tro ca­mino hacia Gle­nelg, aun­que para esto fal­tan mu­chas se­ma­nas”, dijo uno de los cien­tí­fi­cos del Cu­rio­sity, John Grot­zin­ger, de Cal­Tech, en Pa­sa­de­na, Ca­li­for­nia. “Pla­nea­mos de­te­ner­nos por un día en el lugar que que­re­mos, pero en la si­guien­te se­ma­na ha­re­mos que la sonda se de­ten­ga en cier­tas áreas por más tiem­po”.
El Cu­rio­sity no es un ca­rri­to de in­ves­ti­ga­ción que pueda ir a gran­des ve­lo­ci­da­des, a todo esto. Con­tie­ne un vasto equi­po cien­tí­fi­co, un par de de­ce­nas de cá­ma­ras fo­to­grá­fi­cas de alta de­fi­ni­ción, ade­más de mu­chos apa­ra­tos para in­ves­ti­gar sobre la po­si­bi­li­dad de vida en el pla­ne­ta rojo. Sus llan­tas lle­van la le­yen­da en Morse “JPL”: (.— para J, .–. para P, .-.. para L), pero no son a ma­ne­ra de pre­sun­ción sobre la ha­za­ña del Jet Pro­pul­sion Lab al lle­gar al suelo mar­ciano, sino una ma­ne­ra de medir las dis­tan­cias que la sonda re­co­rre, a decir in­sis­ten­te­men­te por el pro­pio JPL. Los ope­ra­do­res de la mi­sión pue­den medir la dis­tan­cia re­co­rri­da ob­ser­van­do el ras­tro de la tra­yec­to­ria del Cu­rio­sity.
Habrá que estar aten­to a las no­ti­cias sobre esta mi­sión, que sin lugar a dudas es una de las más emo­cio­nan­tes que nues­tro tiem­po haya en­fren­ta­do. Se­gui­re­mos los pasos del Cu­rio­sity en otros ar­tícu­los, evi­den­te­men­te.

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